En Madurai, un grupo de 9 hermanas fue a un campo de refugiados de Sri Lanka donde hay 560 familias. El gobierno es muy estricto: tenemos que pasar por ellos. Un agente estatal estuvo con nosotros para demostrar que todo pasó por ellos.
Había alumnas (antiguas y presentes) de nuestras escuelas y la gente reconocía a las hermanas. Estamos felices de haber brindado algo de consuelo a estas personas durante este momento difícil.
Un oficial nos pidió que ayudáramos también en otro campamento de 300 familias de refugiados: el lugar está cerrado porque hay algunos pacientes afectados por el virus.
Acordamos ir allí: ahora es el momento de mostrar solidaridad con esta gente.
Muchas otras comunidades también están prestando servicios y fabricando mascarillas.